Soy
alumno de 2do de magisterio de educación primaria en Vitoria. Hace un mes
terminamos el Practicum I, que trataba de realizar un mes de prácticas en un
colegio y de poder apreciar y analizar diferentes técnicas y herramientas
metodológicas sobre la enseñanza-aprendizaje.
En
primer lugar, he de decir que ha sido una gran experiencia en la que he podido aprender
infinidad de aspectos sobre los alumnos y sobre el papel del profesor, y he
tenido la oportunidad de poner en práctica los conocimientos adquiridos hasta
ahora.
He
realizado las prácticas en el colegio Miguel de Cervantes en Vitoria. Este, es
un centro público de barrio situado en Ariznavarra. A parte de aprender varias
técnicas y formas de trabajo, también he podido apreciar y analizar la
situación social del entorno de la escuela.
De
hecho, el Cervantes es un colegio de recursos tecnológicos no muy avanzados, no
hay pantallas y los alumnos trabajan mediante boli y papel, es decir, faltan
recursos innovadores. La excepción, son los alumnos de 6 de primaria que sí que
utilizan ordenadores en su día a día e incluso han creado un blog de la clase
como proyecto de aprendizaje y acercamiento hacia las nuevas tecnologías.
Aun
así, pude apreciar que las pantallas digitales sí que son parte importante del
día a día de los alumnos. Pese a que en clase no se fomente demasiado el uso de
dichas tecnologías estos pasan gran
parte de su tiempo libre viendo la tele, jugando con los iPads o con los
móviles de sus padres, es decir, pasan gran parte de su vida pegados a una
pantalla sin ningún tipo de límite.
Realmente,
estos avances tecnológicos están sustituyendo el hecho natural de socializarse
o divertirte jugando con tus amigos, por unas simples pantallas digitales. Si
es verdad que tienen partes beneficiosas, pero, lo peor es que los niños no
tienen ningún tipo de control en este sentido. Por ello, para muchos ha pasado
de ser un simple entretenimiento a una muy mala costumbre y entonces es cuando
se crea el verdadero problema.